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LUIS EDUARDO

IÁÑEZ GARCÍA

PALIMPSESTO PATRIMONIAL EN EL MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS DE BAZA

con José Antonio Costela Mellado               Localización: Baza. España

Architecture Competition Richard H. Driehaus

El conjunto histórico que conforman el Monasterio de San Jerónimo, el Palacio de los Enríquez y las huertas de ambos que riega el Caz Mayor, sufre un proceso de degradación, desarticulado de la trama urbana y carente de identidad. El valor patrimonial, histórico, artístico, social y narrativo de este enclave necesita de una intervención que permita una correcta lectura de la arquitectura, que incluya usos nuevos que garanticen la continuidad funcional del conjunto, y que fomente una cohesión urbana entre ellos y la ciudad.

El proyecto asume su condición de palimpsesto, es decir, de escritura nueva sobre las trazas del pasado que permita recomponer y reconstruir una lectura olvidada e incomprensible. Para ello, el proyecto se sirve de unas estrategias que recuperan los modos constructivos históricos; que permiten reintegrar las formas del pasado; que dotan de usos contemporáneos a los nuevos espacios; y que traban la estructura urbana mediante elementos tradicionales como el jardín, el agua y la huerta.

El pasado agrícola de este suelo vuelve a surgir a través de la implantación de un nuevo parque, que entiende que el cultivo es el recurso que debe configurarlo y conformarlo. De este modo, el parque agrícola se define mediante dos elementos esenciales que le dan forma: el monocultivo de vides, que convive con las especies arbóreas que han ido creciendo durante el trascurso de los siglos; y la infraestructura de agua, que riega y se convierte en estrategia constructora; entendiendo el parque desde los ritmos y los tiempos de lo agrícola.

Por otro lado, las arquitecturas se presentan como contigüidades que albergan los nuevos usos. El Palacio de los Enríquez, tras las operaciones de limpieza, se convierte en un espacio de representación pública municipal. El Monasterio de los Jerónimos, recupera sus trazas perdidas mediante una nueva arquitectura que interpreta y simplifica las formas del pasado para regenerar los espacios perdidos y albergar el uso hotelero, con todo el programa que ello conlleva. La Iglesia de San Jerónimo, desacralizada y en combinación con el monasterio, alberga un uso modernizado y acorde con las necesidades de la arquitectura y la ciudad: un espacio de culto al cuerpo que alberga una serie de piscinas y experiencias ligadas al agua, respetando las formas pasadas.

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